¿Cómo hacer lobby empresarial?

Written by Libertad y Justicia

noviembre 6, 2019

El lobby en España viene asociado tradicionalmente al abuso, la corrupción, el poder y otros muchos adjetivos negativos que han dañado su imagen tantas veces han aparecido en medios de comunicación, debates públicos o foros de discusión y debate. Pero la realidad es otra, ya que los grupos de mediación entre los particulares y las […]

El lobby en España viene asociado tradicionalmente al abuso, la corrupción, el poder y otros muchos adjetivos negativos que han dañado su imagen tantas veces han aparecido en medios de comunicación, debates públicos o foros de discusión y debate.

Pero la realidad es otra, ya que los grupos de mediación entre los particulares y las Administraciones Públicas españolas realizan una importante tarea. Tarea que, por cierto, nunca se ha regulado, a pesar de velar por el correcto funcionamiento de las miles de instituciones y funcionarios públicos en nuestro país.

No hay lobbies buenos y lobbies malos. A juzgar por la opinión pública, lo que se podría calificar como ‘bueno’ o ‘malo’, en todo caso, serán las ideas o hechos que defienden estos lobbies.

Si bien es cierto que la importancia del lobby en España irá en aumento a medida que la democracia gane en años y experiencia, estos no conseguirán mejorar su imagen hasta que mejore su transparencia y, posteriormente, la sociedad interiorice los beneficios del lobby en España.

Y no solo eso, sino que se trata también de un sector económico al alza. El lobby ni es ilegal ni es negativo. Eso sí, siempre y cuando esté regulado. ¿Por qué? Básicamente porque si la regulación es mala o no existe tal, se podrían favorecer la corrupción y las actividades poco éticas en el ejercicio de la profesión correspondiente.

Así, no cabe duda de que la principal actividad de los lobbies es la de realizar estrategias comunicativas que promuevan intereses asociativos con el objetivo de persuadir y convencer a los poderes públicos, para que estos finalmente tomen las decisiones favorables para sus intereses, para sus fines. Eso sí, tales fines han de tener una relación directa con la propuesta inicial.

Son diversas las estrategias que puede tomar el lobby:

  • De organización: Aumentando, cuidando y fortaleciendo el grupo en el que se trabaja
  • De comunicación: Utilizando los ‘mass media’
  • De movilización: El poder de movilización como muestra del músculo
  • De influencia: Buscando llegar al objetivo de manera personalizada lo más rápido posible

Estos lobbies y grupos de presión actúan siempre respetando el ámbito democrático en el que conviven, mientras que en los sistemas menos democráticos, directamente son prohibidos por los mandatarios correspondientes. O lo que es lo mismo: No les dejan desempeñar su función en la sociedad.

Por último, cabe destacar un asunto sobre los grupos de presión: La mayoría de ellos son organizaciones no políticas, cuyas actividades esenciales no son la presión sobre el poder, lo que no quiere decir que en algún momento dado, no la lleguen a ejercer de las dos formas que se conoce:

  • De manera directa: sobre los organismos de poder: políticos y gobernantes
  • De manera indirecta: sobre la opinión pública, con el objetivo de que esta se manifieste ante los poderes públicos

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